No sólo fueron los tiranosaurios: ballenas asesinas de 18 metros, ratas tan grandes como un toro y serpientes de una tonelada han habitado la Tierra. Eran animales que podrían servir para varias películas de terror. Un recorrido por los depredadores más implacables de los últimos millones de años nos muestra historias e imágenes increíbles, pero también incógnitas: ¿por qué este mundo de gigantes se desvaneció? Hoy quedan como representantes el elefante africano y la ballena azul. Y no es casualidad que ambos estén al borde de la extinción. Las criaturas más grandes son también más susceptibles a los cambios y fluctuaciones climáticas, pero hay un denominador común: el hombre, dice el paleontólogo Paul Sereno, de la Universidad de Chicago. En su opinión, el ritmo de desaparición de especies por culpa de la influencia humana es algo que ni siquiera experimentaron los dinosaurios. Los verdaderos monstruos somos nosotros.
Leviathan melvillei
Fue descubierto de forma inesperada en el desierto costero de Pisco, en Perú, durante el último día de una expedición del Museo Nacional de Historia Natural de París, en 2008. Los huesos recreaban parte de una cabeza de tres metros de largo. Los dientes eran tan grandes que daban la impresión de tratarse de colmillos de elefante. Algunos medían hasta 12 centímetros de ancho y 36 de longitud.
Esta ballena, en realidad un antepasado lejano de los cachalotes, resulta el asesino más grande jamás encontrado. Una máquina hecha de decenas de toneladas de carne compacta y 18 metros de longitud.
Espinosaurio
En Parque Jurásico, un tiranosaurio sucumbe ante el temible ataque de un espinosaurio, cuyas espinas de dos metros —derivadas de las vértebras- le recorren el lomo formando una característica vela cubierta de piel. Pero el espinosaurio vivió a mediados del Cretácico, hace 95 millones de años, y en África; mientras que el tiranosaurio es propio de finales del Cretácico (hace 67 millones de años) y de Norteamérica.
Megalodonte
Escualo prehistórico que podía alcanzar 16 metros y pesar 30 veces más que el actual tiburón blanco. Muy rápido, cazaba de una manera parecida al leviathan, embistiendo desde abajo. Se centraba en mutilar las colas de las ballenas, arrancándoles su sistema de propulsión. Aunque su mandíbula era más pequeña que la del leviathan y sus dientes menores, ejercía una presión tan formidable que hoy sería capaz de destrozar un automóvil de una dentellada, ya que puede producir una tensión máxima al morder de 18 toneladas, según una simulación computarizada: eso le convierte en el depredador con la mordida más poderosa conocida. Más, incluso, que la de un tiranosaurio.
Escorpiones caníbales
Si hablamos de la ecuación tamaño más ferocidad, hay que sumergirse en los océanos prehistóricos. Hace unos 390 millones de años, un chapuzón cerca de la costa podría ser letal. Y es que abundaban una clase de artrópodos marinos, los escorpiones de mar, uno de cuyos representantes medía 2.5 metros y tenía unas pinzas de casi medio metro. Jaekelopterus rhenaniae es el artrópodo más grande conocido. Una de sus pinzas fósiles fue desenterrada en un yacimiento en Prüm (Alemania). Estos gigantes marinos probablemente también eran caníbales y mataban cualquier presa que se ponía al alcance de sus pinzas.
Suprecroc
En su época, Paul Sereno, que preside Project Exploration, que se dedica a divulgar hallazgos fósiles al gran público, propone un rival increíble para el espinosaurio: un cocodrilo gigante, bautizado Sarcosuchus imperator y apodado “Supercroc”, de más de 12 metros de longitud y 10 toneladas, el doble de tamaño que el más grande de los cocodrilos en la actualidad. “Supercroc” vivió hace 110 millones de años en lo que entonces era el desierto central de Nigeria.
Titanoboa
Las serpientes también tuvieron antecesores gigantescos. La más grande de las que se tienen noticias dejó fosilizadas una serie de vértebras que se desenterraron en unas excavaciones realizadas en Colombia, con una antigüedad de unos 60 millones de años, en la época que siguió tras la extinción de los dinosaurios. Titanoboa cerrejonensis pudo alcanzar hasta 13 metros de longitud y pesar una tonelada. Probablemente cazaba cocodrilos y tortugas.
Extra rata vegetariana
Los mamíferos también dan sorpresas a los paleontólogos (aparte de los mamuts populares). La más reciente fue el hallazgo del cráneo de una rata del tamaño de un toro y que pesaba una tonelada. El roedor Josephoartigasia monesi vivió hace entre dos y cuatro millones de años en los bosques tropicales de Uruguay. Con una cabeza de medio metro, sus colmillos eran lo suficientemente potentes como para defenderse de formidables depredadores, como los tigres de dientes de sable... pero la inmensa rata comía frutas y verduras.
La peor de las bestias
Los mares del Mesozoico albergaron las criaturas más grandes y letales de la evolución: los reptiles marinos. Mientras en tierra los dinosaurios imponían su ley, en el agua animales fabulosos rompían los esquemas de lo que es un monstruo. Seguramente la criatura más letal de la evolución existió en la isla noruega de Spitsbergen, dentro del Círculo Polar Ártico. Allí, un grupo de paleontólogos noruegos lleva desenterrando de los sedimentos helados los fósiles de reptiles marinos que ocuparían con toda seguridad la peor de sus pesadillas. Jorn Hurum, de la Universidad de Oslo, halló los restos parciales de dos esqueletos de una nueva especie de pliosaurio, un reptil marino gigante que nadó en los mares del Jurásico hace unos 150 millones de años. La criatura es tan asombrosa que ha recibido apodos como “El Monstruo” o “Depredador X”. Tenía cuatro grandes aletas para propulsarse. Medía unos 15 metros, pesaba unas 45 toneladas y la fuerza de su mandíbula podía ejercer una presión de casi 15 toneladas.
Argentinosaurus
El gigantismo es un fenómeno extraordinariamente curioso que suscita muchas preguntas: ¿por qué surgieron animales tan grandes en el pasado? En el universo de los dinosaurios hay ejemplos de lo extremo, como el Argentinosaurus, con vértebras de más de metro y medio. Este coloso pudo medir más de 30 metros y pesar 80 toneladas. Quizá fue el animal terrestre más grande, pero como no se ha encontrado un esqueleto completo, su tamaño es especulativo.
Monstruos de Verdad
8:54 a.m.
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¿Y no está en tu lista el lobitoferuy? Era el más terrible que jamás vivió.
ResponderBorrarcaca
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